lunes, 17 de febrero de 2014

Satse dice que el Reina Sofía incumple el protocolo de aislamiento de pacientes sospechosos de padecer Gripe A

 


   El Sindicato de Enfermería Satse ha criticado este lunes que hay varias unidades de hospitalización del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba "en las que el personal sanitario con capacidad para determinar el aislamiento de pacientes sospechosos de Gripe A no establece el protocolo de aislamiento previsto para aquellos pacientes que quedan ingresados bajo sospecha de padecer" dicha enfermedad, lo cual, según el sindicato, "puede estar poniendo en posible riesgo, tanto a los profesionales, como a los pacientes o sus familiares".

A través de un comunicado, Satse ha recordado que el Hospital Reina Sofía dispone de un protocolo de aislamiento a aplicar a los pacientes afectados por determinadas enfermedades infecciosas, entre ellas la Gripe A, "proceso que ha llegado ha tener carácter epidémico en nuestra provincia, según han reconocido las propias autoridades sanitarias", y la aplicación de dicho protocolo "tiene como fin evitar contagios entre los profesionales, los pacientes y el resto de la ciudadanía que usa" el Reina Sofía "y es una medida imprescindible para evitar la expansión incontrolada de una enfermedad infecciosa".

La cuestión es que el Sindicato de Enfermería ha detectado que "en determinadas unidades como Medicina Interna u Observación no se está respetando dicho protocolo, que prevé que cualquier paciente sospechoso de padecer Gripe A debe quedar aislado preventivamente mientras se confirme o no que la padece", teniendo en cuenta que "la prueba de confirmación no tarda más de 24 horas".

De dicho incumplimiento, según ha señalado Satse, "se han realizado sendas denuncias, tanto a la Dirección-Gerencia del complejo hospitalario, como al Servicio de Medicina Preventiva, máximo responsable de velar por el control de infecciones en el mismo y de lo que en absoluto son responsables los profesionales de Enfermería".

Además, según ha argumentado el sindicato, "resulta contradictorio que en el resto de unidades y servicios del hospital sí se respete" el protocolo "por el personal sanitario con capacidad para establecer el aislamiento y otras medidas", como corresponde, "lo cual da una idea de la descoordinación que respecto a este asunto se está generando".

Finalmente, Satse ha relacionado "este grave incumplimiento del protocolo de aislamiento" con "la falta de personal y el gran número de camas cerradas que a día de hoy sufre el Reina Sofía, lo cual puede estar motivando que no se proceda a aislar adecuadamente a los pacientes sospechosos de Gripe A".

En opinión del sindicato, en el caso de "contar con más camas abiertas y, por supuesto, con mas personal, los aislamientos preventivos podrían llevarse a cabo tal y como prevé el protocolo sin ningún problema". Por lo tanto, Satse exige "que se refuercen las plantillas de Enfermería y que se habiliten las cerca de 150 camas cerradas o inutilizadas en el complejo hospitalario, para evitar situaciones como la descrita anteriormente".
 
Mal empieza la nueva Gerente, Marina Álvarez

jueves, 13 de febrero de 2014

El Hospital deja de programar pruebas de Cardiología por falta de personal

El jefe de la unidad clínica tomó la decisión ante la ausencia de una respuesta «coherente» a sus demandas de contrataciones
EL máximo responsable de la atención a los pacientes de Cardiología del Hospital Universitario Reina Sofía, el doctor José Suárez de Lezo Cruz-Conde, decidió dejar de programar citas para una prueba diagnóstica a pacientes ante la falta de respuesta de la dirección del centro sanitario a sus continuas demandas de que era necesario contratar personal que se hiciera cargo de unos test de relevancia para determinadas dolencias del corazón.
La prueba se llama Holter y la determinación está fechada el pasado 29 de enero de este año. En el escrito, breve pero contundente con forma de «nota de circulación interior», el cardiólogo comunica al subdirector médico del complejo Mariano Ledesma que las cosas habían llegado en el departamento a una situación tal que no cabía sino suspender la agenda, la realización de pruebas programadas nuevas para los enfermos a los que se les prescriben este tipo de técnica de cara a obtener un diagnóstico.
Las fuentes consultadas aseguran que este caso es de relevancia pero, muy probablemente, no sea el único ante los recortes propios que realiza el Servicio Andaluz de Salud (SAS). La nota interior del jefe de Cardiología, que aparece reproducida en estas páginas, asegura que la decisión se adopta a raíz de la decisión de la Subdirección de Enfermería de no reponer «alguna de las bajas de personal» en el Laboratorio de Técnicas no Invasivas en el Servicio de Cardiología del hospital de referencia de la provincia de Córdoba.
El personal de enfermería del laboratorio, explica el documento, ha sufrido en los últimos meses una merma considerable de efectivos —más de la mitad, dice el doctor Suárez de Lezo— por cuestiones relativas a la propia dinámica laboral o a los recortes. El responsable del servicio alude a jubilaciones no repuestas, a bajas laborales en el laboratorio y contrataciones reducidas, se entiende, en lo que respecta a la jornada.
Ello, dice la nota interior, «no ha repercutido» en los resultados del servicio. Y ello ha sido así, asegura, en todas y cada una de las técnicas diagnósticas que se llevan a cabo en esta parte de la ciudad sanitaria. En números, afirma la carta, se ha producido un incremento progresivo de la demanda asistencial. La clave de todo ha sido el esfuerzo del personal de enfermería que es que el realiza los trabajos concretos de estas pruebas diagnósticas. El doctor Suárez de Lezo realiza una primera apostilla crítica sobre la situación: «Resulta claro que ello es posible, solamente, con el esfuerzo de suplencia que entre todo el personal se ha generado siempre, lo cual puede tener un límite aunque no se lo parezca a la Subdirección de Enfermería», asegura el texto.
El segundo planteamiento que realiza el responsable médico de Cardiología tiene que ver con el tipo de tecnología disponible para las pruebas Holter. Suárez de Lezo habla directamente de que existe «carestía» de este tipo de aparatos. Cuenta en la nota de circulación interior que el Reina Sofía tiene seis de estas unidades que califica como «aparatos viejos». De hecho, asegura que «raro es el día que no se averían». Con estos componentes, se tiene que trabajar tanto con los pacientes ingresados en el hospital como aquellos que, de forma ambulatoria, se realizan las pruebas como consecuencia de una visita al especialista. Hay que tener en cuenta que un registro Holter es una prueba larga, que puede durar todo un día o más. Las empresas especializadas lo venden, según sus tarifas, a partir de 3.000 euros con las variaciones lógicas en función de sus especificaciones.
El jefe de Cardiología ofrece un dato en su escrito bastante relevante. La lista de espera acumulada a la fecha de la firma de la carta —recuérdese, el pasado 29 de enero— asciende a un año. Los expertos consultados aseguran que no es una prueba del otro mundo y que se realiza de forma ambulatoria. En el momento en el que se hizo la nota interior, una enfermera dedicaba toda su jornada laboral a controlar el resultado de los registradores cardiovasculares.
El documento interno realiza una advertencia. O hay una persona que esté dedicada solamente al trabajo con estos pacientes, o no es posible responder a la demanda existente de los pacientes que necesitan de este tipo de pruebas diagnósticas. La única manera viable, dice el informe de Cardiología, es restar plantilla de pruebas, también necesarias, para los enfermos y que ya andan sobrecargadas. Se trata de los ecocardiogramas y la electrocardiografía basal y de esfuerzo.
El documento llega a la conclusión de que es preciso suspender «la agenda Holter», al menos, hasta que la política de contrataciones sea otra por parte de la Dirección de Enfermería y Recursos Humanos «que, de verdad, responda a la entrega profesional que tanto alabó nuestro gerente saliente». El comentario alude a la marcha de José Manuel Aranda a la gerencia del Servicio Andaluz de Salud (SAS) tras la dimisión de su antecesor en pleno pico asistencial de la gripe, José Luis Gutiérrez. Con posterioridad a ello, la Consejería de Salud decidió que Marina Álvarez Benito se hiciese cargo de la Dirección Gerencia del Hospital Universitario Reina Sofía tras 20 años como responsable de diagnósticos del cáncer de mama.
La dirección del hospital dijo ayer, a preguntas de este periódico, que no le consta ni el contenido del escrito —dirigido a uno de los subdirectores médicos— ni que exista un problema asistencial. ABC intentó sin éxito que el responsable de Cardiología del hospital respondiese unas preguntas.
Hay recortes de personal, pero no, para el complemento de productividad de los directivos del Hospital.
 

Ccondenan al S.A.S a indenmizar aun hombre que perdió las piernas

Salud tardó más de dos años en hacerle una prueba fundamental para su diagnóstico
El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Sevilla ha condenado al Servicio Andaluz de Salud (SAS) a indemnizar con 50.000 euros a un paciente del Hospital Reina Sofía de Córdoba, al que fue necesario amputar las dos piernas como consecuencia de una mala praxis médica.
La sentencia, a la que ha tenido acceso ABC, apunta que el demandante estaba diagnosticado de isquemia arterial crónica de miembros inferiores desde el año 2001. Se trata de una enfermedad de las arterias que se produce debido a una disminución lenta y progresiva del riego sanguíneo, normalmente en las piernas.
A principios de 2002 el paciente, que por entonces tenía 62 años, acudió al Servicio de Urgencias del complejo sanitario, donde, tras la exploración, el profesional que lo atendió dejó clara la necesidad de que se le practicara una aorto y una arteriografía, esta última fundamental para conocer la gravedad de su enfermedad. De hecho, en mayo de ese año tenía ya una obstrucción superior al 70 por ciento de sus vasos sanguineos.

Retraso injustificado

Pese a ello, y tras ingresar en varias ocasiones en el recinto hospitalario, la prueba ordenada seguía sin practicársele. El hombre tuvo que esperar más de dos años y sólo se hizo cuando su estado era crítico. Tal y como apuntó su letrado, Segundo López Izquierdo, en su denuncia, «el resultado de la negligencia médica o del mal funcionamiento de la administración sanitaria fue el agravamiento de la enfermedad padecida por mi mandante, siendo ingresado urgentemente el 22 de septiembre de 2004 y presentando en la exploración extremidades enrojecidas, con úlceras crónicas por insuficiencia arterial en los músculos motores principales de miembros inferiores». Sin embargo, su médico, en lugar de actuar de forma urgente, le dio el alta.
No fue hasta octubre de 2004 cuando, finalmente, se decidió cursar el ingreso del paciente para cirugía de revascularización, pero ya era demasiado tarde ya que sus piernas se habían gangrenado y fue necesaria la amputación de ambos miembros.
El fallo estima probado, sobre un informe realizado por un perito designado por la Real Academia de Medicina y Cirugía de Córdoba, que «el paciente recibió una atención inadecuada, no ajustada a la “lex artis”, pues ante su sintomatología no debía de haberse demorado la práctica de las pruebas diagnósticas prescritas».
Esa mala asistencia no lo fue por «impericia o negligencia de los profesionales que lo atendieron, sino por la lentitud del sistema de ejecución de las órdenes médicas, que provocan retrasos innecesarios y de riesgo para pacientes en determinadas patologías, como las que conllevan isquemias en cualquier parte del cuerpo».
La sentencia del juzgado considera, además, que «aunque resulte posible que, pese a haber actuado con la máxima urgencia practicando la intervención adecuada, el paciente hubiera padecido secuelas a pesar de todo, lo que no es de recibo ni disculpable es que no se adoptasen, con la rapidez que el caso exigía, los medios posibles para emitir el pronóstico más acertado posible y aplicar así el tratamiento correcto», señala.
En este sentido, prosigue la resolución judicial, «lo que sí puede afirmarse es que el retraso en la asistencia al paciente dejó expedito el camino de éste hacia las secuelas padecidas».
En definitiva, la tardanza en la realización de la arteriografía «supuso una pérdida de oportunidad para el paciente que, aunque no hubiese sido la causa eficiente de las lesiones que el mismo presenta, sí se evidencia como condición que disminuyó las posibilidades de una curación sin secuelas, o cuando menos, con daños de menor alcance».
El fallo judicial reduce significativamente la indemnización solicitada por el demandante, de 300.000 euros. La razón es que, pese a todo, «no podemos ignorar [...] que se trataba de un paciente que presentaba una patología grave, en la que la amputación suele ser el desenlace final». Y, además, el hombre continuó con su hábito de fumar, con lo que «la propia conducta del actor debió tener cierta incidencia en el rápido avance de la enfermedad, y por ende, en la amputación».